Ya pronto llegarás, en medio de la angustia y el dolor de un parto anunciado, esperado.

Y verás a un grupo de personas que no conoces, que no sabes quiénes son, pero que esperaban por ti, querían conocerte de cerca, saber cómo eras, celebrando tan fausto acontecimiento.

Por fin, tendrás la dicha de ver la cara de mamá. De esa pequeña mujer que te abrigó por tantos meses en su vientre, en ese lugar sagrado donde la vida inicia placenteramente, hablándote, tocándote, soportando tu inquietud, como si no fueras de verdad, aun sin comprender que eres un sueño cristalizado.

Al lado de ella estará papá. Un hombre grandote, inmenso, guerrero, responsable, de brazos poderosos que se convertirán en plumas cuando te resguarden para consolarte en medio de la tristeza que produce no estar más en aquel lugar transitorio que por nueve meses fue tu casa.

Vas a sollozar de aflicción, confundido, desesperado por la incertidumbre, de hambre, de incomodidad, pero no te preocupes que siempre habrá alguien dispuesto a velar por ti, así no haya mucho o falte algo. ¿Sabes por qué? Porque has llegado a una familia que sabe amar, querer, cuidar, proteger. Por eso eres afortunado así no lo entiendas ahora.

En adelante serás el motivo principal de muchos logros, de incontables batallas, de no ceder a las adversidades, de mirar con fe y esperanza. Tampoco lo sabes, claro que no, pero en eso te has convertido, y mira que todavía no te conocemos.

Luego me verás, cuando llegue mi turno, con los ojos llenos de lágrimas, te lo aseguro. Llorando de felicidad por palpar en mis manos, de nuevo, la magia de la creación, la extensión de la vida. Y te voy a dar un beso de ternura, repleto de amor y de agradecimiento con Dios. Igual que lo hice cuando tu papá o tu tío llegaron, alzando los brazos en señal de victoria, mientras su abuela, que ahora será tu bisabuela, brincaba de alegría porque eso produce una nueva vida, felicidad en su máxima expresión.

No estoy viejo a pesar de ser tu abuelo, no te equivoques. Pero créeme que me hace muy feliz saber que esta es la etapa que ahora me toca vivir y que voy a seguir sumando años conociéndote a ti y otros más, porque espero que la cosecha siga, se amplíe y sea abundante.

Es maravilloso vivir un ciclo más de este corto camino que recorremos, especialmente cuando la edad ya no se oculta, ni pesa. Simplemente se maneja con orgullo y dignidad.

Te amo mi nieto hermoso y muero por mirarte a los ojos muy pronto, ya falta poco. Te esperamos con ansias.