Parece un desacierto afirmar que fue un amaño o algo premeditado, porque más allá de la especulación no hay pruebas concretas. Lo que si es cierto, y aquí no cedo en el término, es que fue un papelón mayúsculo. Una falla de esas proporciones a esta altura del partido (en materia tecnológica), es un pretexto que no aplaca las inagotables teorías de la conspiración que siempre fluyen en el estrado europeo, especialmente cuando desde hace tiempo existe ese imparable tira y encoje entre los encopetados dirigentes. Al final los análisis son variados y los que lloran los mismos.
En el sorteo oficial, después del primer fallido amago, no solo Real Madrid salió “perjudicado” como lo reclaman hoy a cuatro vientos desde las distintas peñas madridistas, sino Inter de Milán, Liverpool, Sporting y hasta el mismo cuadro parisino.
En esta competición, que es la única que de verdad marca la realidad deportiva de los encopetados y eternos “gigantes” de cada liga, no ofrece otra opción que ganar, ganar y ganar. Aquí no cabe el temor ni esperar un golpe casual donde el “destino” se incline a favor de unos y en detrimento de otros.
En este evento de monarcas, para que valga el interés que despierta, hay que saborear la victoria como lo han hecho hasta el momento Liverpool, Ajax y Bayern Múnich. Equipos que no se han arrugado en la cancha ni han preguntado de qué está hecho el rival. Solo se preparan para ir al gramado y hacer lo suyo, nada más.
Florentino y su corte se quejan porque no respetaron la primera selección, donde se saboreaba al conocer que un “filete” sabroso como el Benfica se lo ponían en bandeja de plata. De inmediato pensaron en los escasos ocho puntos que sumaron los lusos en su grupo y esa diferencia de (-2) que poco impresiona en materia ofensiva. Pero para que el malestar manara, como evidentemente sucedió, la pregunta es si el resistido presidente tuvo presente en algún momento la pesadilla que vivieron ante el Sheriff en el arranque de esta competición, aceptando que hoy en La Liga comandan porque la resistencia es poca. O será que de verdad le inquieta ese recogido de buenos jugadores dirigido por Pochettino, el cual manda en un torneo muy discreto, sacando una diferencia abismal de puntos y sin un rival que les dé pelea. Un oponente que no obnubila por su abundante juego y mucho menos se torna deslumbrante individual y colectivamente. Tiene grandes virtuosos, pero suenan destemplados cuando esta «sinfónica» se agrupa en una cancha.
¿Qué le preocupa a don Floro? Por qué se inquieta tanto si ya es hora que la confianza toque a sus puertas. Esa misma que debe depositar en Ancelotti y un grupo humano que hace todo lo posible, entendiendo que hoy no son poseedores de la mejor cosecha como reclama la tradición que históricamente se han impuesto.
A la UEFA le molesta el presidente merengue y eso es claro, como lo es el fastidio que le produce a Pérez la rectora europea y toda esa sarta de enredos que se tejen cuando el dinero abunda y los intereses se incrementan. Sin embargo, en el plano deportivo, que debe primar, a los aficionados albos solo les queda confiar en que tienen el material suficiente, las municiones necesarias y adecuadas para reventar a los parisinos en su casa y de allí en más, superando este escollo, la capacidad de enfrentar y rematar equipos tan sólidos y fuertes como esos que se han visto en Inglaterra, Alemania y, aunque no lo crean, el onceno tulipán.
No más limón a la herida por favor y mucho menos comentarios brotados de la imaginación y el dolor, sin bases ni fundamentos. Es mejor pensar que de verdad hubo un error en el sistema y que el sorteo fue limpio, sin inundar este impase de amargos y destemplados comentarios que, si fueran ciertos, entonces para qué seguimos este deporte.
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