Leones rugen con furia en su nueva jaula

Con un gol del Cyle Larin en el primer cuarto de hora, tras servicio del británico Giles Barnes por izquierda, el conjunto Orlando City Soccer despachó con las maletas vacías a N.Y FC y de paso se acomoda como líder de la división al inicio de actividades en la MLS 2017.

 

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A New York FC le ha tocado dos capítulos especiales enfrentando a Orlando City Soccer. En la temporada de debut para ambos conjuntos (2015), lo hizo con un estadio completamente abarrotado que inclusive rompió records de asistencia. En aquella oportunidad el saldo fue de un gol por bando y la fiesta apenas comenzaba.

Esta vez, para variar, al equipo de la Capital del Mundo le tocó de nuevo abrir calendario contra el conjunto púrpura, pero ahora en su recién construida casa y de nuevo con aforo total. Lo único distinto es que en esta ocasión los puntos se quedaron en la Capital de la Fantasía, siendo la primera vez que Orlando abre temporada con una victoria ya que siempre había iniciado actividades jugando de local, pero solo tres años después el predio se hace respetar. El año pasado fue Real Salt Lake el cuadro que se llevó dos valiosos puntos, si se entiende que al final el pase a la postemporada no se pudo concretar por una unidad.

Más allá de la victoria y del trámite del partido, que es importante por su puesto, la presentación del equipo deja varias cosas para analizar.

En defensa, que era uno de los problemas mayores después de dos años, se vieron nuevas caras y cosas interesantes. El arquero Joe Bendik, como siempre, confirmó que es intocable pues sigue exhibiendo muchos reflejos y seguridad total.

Delante de Bendik se dispuso una línea de cuatro muy sólida, por lo menos en el arranque. Los centrales, Aja y Jonathan Spector dieron muestras de ser seguros arriba, muy atentos en los cierres y fuertes a la hora de chocar. No se “arrugan” aparte de ser técnicos y claros en la salida y la entrega. Se complementaron bien y ofrecieron muy pocas ventajas, algo que no sucedía cuando Sebastián Hines, y cualquiera que lo acompañaba, salía de titular.

Por los costados hubo tranquilidad con el patrullaje del canadiense Will Johnson, por derecha, quien se cansó de mostrar pundonor y vergüenza, aparte de ser claro en su labor, algo que se suma a su capacidad de jugar en otros sectores de la cancha.

En el corredor izquierdo brilló el anglosajón Donny Toia quien, sin lugar a dudas, fue el mejor de la zaga. Aguerrido, preciso en los cierres, relevos y rico técnicamente para salir y asociarse. No da una por perdida.

En la zona media no hubo sorpresas pues de nuevo se encontraron Carrasco y Nocerino como volantes de marca, siendo Servando el mejor en su labor de multiplicación, como siempre. En cuanto al otro, bueno le gusta al técnico y eso es lo que vale, aunque no me cansaré de insistir que los hay de mejor talla.

Kaká, tras dos piques, se fue lesionado por un tirón muscular. La lesión es triste porque el diez es el referente y el jugador que marca la diferencia en tenencia y asociación. Sin embargo, en un año clave, las lesiones pueden ser un motivo serio para pensar en el retiro o la renovación en la cancha. Lo que si queda claro es que Orlando es una cosa con el brasileño armando y otra muy distinta sin él, ya que Pérez Matías no tiene los mismos argumentos más allá de su riqueza técnica y movilidad. Creo que aquí es donde se va a sentir la ausencia del trinitario Kevin Molino.

Al frente Larin, con su gol, renovó su puesto como inicialista a pesar de que tiene que seguir trabajando en definición. Tuvo dos opciones que fueron desperdiciadas de manera miserable. Una con la marca vencida y con ángulo de remate que se fue a territorio de nadie, y la segunda un balón que nunca pudo rematar porque le faltó capacidad en ajustar su cuerpo. Pese a que es el referente de gol, creo que el mismo sabe que debe seguir trabajando para mejorar. Si logra corregir estas desventajas que ofrece logrará ser un goleador de talla mundial.

Carlos Rivas tiene este año la posibilidad de confirmar si es o no una realidad ofensiva. Con el antiguo técnico no tenía muchas opciones, pero parece que desde la llegada de Kreis las tiene todas. Ojalá que no desperdicie la confianza y pueda concretar muchos goles, aunque sigue siendo un jugador indescifrable pues aparte de su velocidad, algunas veces hace lo imposible y en otras desperdicia lo imperdible.

Al final, después de todo, es que esta temporada todo apunta a soñar conque Orlando tendrá un equipo compacto, sólido y bien trabajado que apunte a la postemporada sin reparos ni objeciones ya que, después de lo se ha hecho, todo lo contrario tiene aristas de fracaso.

 

 

 

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