La segunda jornada de Octavos de Final se destacó por la presencia de los tiros penales. España, que estaba en el grupo de los cinco seleccionados con opción de título, se fue despachada a casa por el combinado ruso, en lo que muchos consideran la sorpresa de la fecha, así para otros no lo sea tanto por varias razones.
Uno de los principales aspectos para explicar la eliminación del cuadro español es su propuesta insulsa y poco dañina, es como si necesitaran algún tipo de viagra para penetrar la defensa de sus rivales. El equipo de Fernando Hierro se caracterizó por tener y tener la pelota, pero hace poco en ofensiva con ella. Un pase por aquí, otro por allá, uno más atrás, tres a los lados, en fin, nada que inquietara y mucho menos que le diera aviso al rival de que le iban a lastimar. Muy poco vistoso lo de España, sin sorpresa ni mucho menos velocidad.
Contra Rusia tuvo el balón el 75% del partido, hiso 1031 pases completos (cinco veces más que su rival), con una precisión del 90%, pero a la meta solamente se reportó en pocas ocasiones si se tiene en cuenta que el esférico fue totalmente de ellos. De pronto aceleraron al final, cuando se dieron cuenta que el peligro verdadero era llegar a los penales, pero ni el fútbol ni las ideas les alcanzó.
Los rusos, que no son un gran equipo, simplemente se ha caracterizado por tener un juego simple, alegre y vertiginosos. Es decir, para ellos, una vez con la pelota en sus pies, la idea es ir al frente y buscar el gol si es posible; no especulan para nada y parece que tuvieran pulmones de caballo porque corren cada segundo por el centro, recostados a las bandas, buscando balones aéreos, en fin.
Contra La Roja fueron sumamente inferiores porque no tuvieron el balón y se desgastaron el doble tratando de recuperarlo. Al final se entregaron con pundonor y defendieron el empate apuntándole a la única posibilidad que tenían: resolver desde los doce pasos y desde allí consiguieron la histórica clasificación.
El uno ganó porque se la jugó toda a esta opción, mientras que el otro se regresa a casa por incompetente y tacaño a la hora de jugar.
Pariendo se clasificó Croacia
De otro lado, la inmensa figura del meta Danijel Subasic permitió que Croacia siguiera con vida en el Mundial. Después del tiempo reglamentario, que finalizó 1×1, y la prórroga, donde Luka Modric desperdició un penal a dos minutos de cerrar el alargue, los croatas vieron como su arquero tapaba tres de los cinco cobros realizados por su rival desde los doce pasos, mientras ellos desperdiciaban dos bien atajados por el danés Kasper Schemeichel, y en las tribunas las lágrimas y los corazones acelerados no se detenían.
Ahora Modric y compañía deben recuperarse para enfrentar a los rusos, quedando claro que esta nueva opción es el resultado de la suerte que tuvieron ante Dinamarca, porque de fútbol poco aportaron. Este equipo, que había coronado su zona con un puntaje perfecto, y que de paso abrió la debacle de los argentinos, estuvo muy alejado de su propuesta y potencial. Se resguardó en defensa, le apuntó a la contraofensiva y no fue muy claro ante un rival discreto y limitado.
Por el estilo de juego y los baches que evidenció, a Croacia le queda mejorar mucho, pero mucho, si quiere verse en la instancia de semifinales, porque los rusos están dispuestos a morir en la pelea si es necesario.