USA 2021: !un grupo de chicos que merece más respeto y consideración!

Antes del encuentro contra los hondureños el clima era pesado. El escepticismo total y muchos, desde distintas esquinas, ya estaban llamando al fracaso absoluto y dejaban flotando en el ambiente la sensación de un cambio obligado, sin mirar atrás y borrar todo de un plumazo.

Esta situación se torna tan peligrosa como insoportable, toda vez que los medios especializados, al parecer, se están olvidando analizar con profundidad y muchos comentaristas se han tornado en simples especuladores de esquina, de esos que hablan más con pasión que con criterio y conocimiento, en un deporte que necesita entenderse como juego y después como disciplina deportiva. No podemos apartar la parte lúdica del fútbol para envolverlo exclusivamente en el morbo de la competición plana, dejando la victoria como única alternativa válida para cualquier equipo, olvidándonos del contexto general de las pruebas, los participantes y sus procesos de trabajo.

Hoy, más que nunca, en el deporte rey solo sirve ganar porque se ha perdido la noción de la competición y lo que ella envuelve cuando se valora el espectáculo y entretenimiento. De poco o nada vale el esfuerzo y el sacrificio que incluyen, de por sí, errores y omisiones por la rapidez de las acciones. Sino se sale airoso en los partidos nada se mide con objetividad dentro del análisis. Hay frases como “y de qué sirve jugar bien y bonito sino se gana. Es mejor jugar mal y sumar”, que rompen con la seriedad de una explicación ajustada a la realidad.

Los medios, en general, están predisponiendo a los aficionados a que solo esperen que sus equipos ganen y nada más, porque muchas veces quienes analizan lo hacen aferrados a una pasión que brota del corazón del hincha y se plasma en el deseo como aficionado, olvidándose de mirar todas las aristas del análisis. Por eso es fácil apreciar comentarios ajustados y coherentes a una realidad, y algunas veces estupideces y agresiones brotadas de la ignorancia y la frustración.

La selección de Estados Unidos, que hace unas semanas atrás era la sensación en Centro América después que un grupo de jóvenes, con argumentos y pundonor, se coronaron campeones de la Liga de Naciones y la Copa de Oro, al vencer en reiteradas ocasiones a la intocable selección de México, fue puesta en la unidad de cuidados intensivos tras lograr un valioso empate de visitante contra El Salvador y otro ante la siempre complicada selección de Canadá, esta vez de local en Tennessee. Ambas escuadras sabían el potencial de su rival y tomaron los recaudos necesarios para intentar sumar ante una escuadra que es superior, pero no infalible que son dos cosas distintas y sencilla de entender. Ya en diciembre del 2019 los salvadoreños se llevaron seis tantos en contra en un duelo amistoso, mientras que los canadienses cayeron por la mínima diferencia en las semifinales de la Copa de Oro hace una semanas atrás.

Tras la opaca actuación ante El Salvador, donde se logró un punto importante de visitante sin jugar bien, aunque para muchos poco importó porque ganar era lo único válido, y la inoperancia ofensiva contra los canadienses en Nashville (que tenía casa llena), los dirigidos por Greg Berthalter ya estaban en el callejón de los ejecutables antes de saltar al estadio Metropolitano de San Pedro Sula. Pasaron, sin mucho apuro, de los abucheos y la totalidad incredulidad en casa, a los olés en predios rivales.

Ricardo Pepi

Antes del contundente cuatro por uno final, sumado a una sólida demostración colectiva en la parte complementaria, porque en la primera se seguían cometiendo yerros e imprecisiones, y el brillo individual que tuvo un adolescente de 18 años llamado Ricardo Pepi, quien en su debut marca gol y deja dos asistencia, lo hecho por este grupo de jóvenes no puede olvidarse como si no fuera trascendente para marcar una tendencia en el largo camino que aún queda por recorrer.

Estados Unidos, solo tomando el año 2021, en la era Berthalter, tiene 12 victorias, una derrota (contra Suiza) y dos empates, con un total de 34 goles a favor y 9 en contra. Una cadena de cifras que, por donde se mire, inspiran respeto para cualquier rival que los quiera encarar, sin mencionar sus dos títulos recientes donde ganaron, con sobradas razones, el reconocimiento de los amantes de este deporte.

A los equipos que no se preocuparon por cerrar el paso de laterales americanos, así como sus volantes internos y los atacantes, se han tenido que ir con varios goles en contra, como les sucedió a los hondureños el miércoles 8 de septiembre. Parecían superiores y creyeron tener todo bajo control, pero omitieron el detalle de una juventud marcada y un cúmulo de jugadores tallados en las principales ligas de Europa a donde han llegado por capacidad. Chicos que pueden perder, pero lo harán hasta agotar su ultima gota de sudor y eso merece respeto.

En esta hoja de ruta de los oncenos goleados por los anglosajones podemos alinear a Trinidad y Tobago (7×0); Jamaica (4×1); Panamá (6×2); Martinica (6×1) y Costa Rica (4×0), lo que marca, reitero, un estilo que no se puede tirar al tacho de la basura solo porque en dos salidas las cosas no se dieron como muchos esperaban. Es como querer robarle el ADN a un grupo que el técnico poco a poco está comprometiendo con una filosofía de juego, que se basa en el esfuerzo colectivo sumado a una lucha y sacrificio constantes, siempre con el deseo permanente de ir al frente por la victoria.

Si a esta selección todavía no le creen, no es precisamente porque no tenga capacidad, todo lo contrario. Su peor enemigo es la raquítica experiencia que suma un grupo de jugadores muy joven que, por lo recolectado hasta el momento, es de admirar y de allí que llegar a la final del Mundial sería su tesis de graduación.

Mirar este conjunto de elementos tan jóvenes, es entender que la selección absoluta bien puede ser un combinado olímpico o una colectivo juvenil. En esta escuadra se visten con orgullo elementos como Aaronson (21), Pepi (18), Bello (20), DeLa Fuente (20), Reyna (20); Sargent (21), Dest (21), siendo ya veteranos jugadores como Pulisic (24), Robinson (24), Adams (23) y MacKenzie (23), por solo citar ejemplos.

Los procesos clasificatorios no son sencillos, eso es claro. Pero a un equipo no se le puede sesgar su continuidad en un “sprint de 100 metros, sino lo que pueda resistir en una maratón de 25 millas”, como bien lo señaló el estratega nacional en rueda de prensa, donde quiso dar un parte de tranquilidad.

Gregg Berhalter

Los americanos cerraron esta primera ventana en zona de clasificación y con cuatro puntos capturados por fuera, así haya dejado escapar dos en casa. Sin embargo, para ser fríos como las matemáticas, las cifras son muy buenas ya que en este tipo de pruebas los cupos se aseguran en casa y pellizcando algo afuera.

Estados Unidos, pese a su juventud, es un equipo que brinda confianza, que tiene una proceso de cambio claro, evidente y con compromiso. Por eso es un error unirnos a una lista de aventurados que quieren sancionar un par de actuaciones, ignorando la manera como los demás equipos se preparan para enfrentar a los favoritos en donde los americanos, hoy más que nunca, tienen todas las credenciales para que se le mire como un conjunto mayor, así este compuesto de un grupo de chicos comprometidos con un país y con deseos enormes de recolectar experiencia con el suave sabor de los grandes logros. Respeto señores, que estos muchachos están hechos para grandes cosas.

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