DEL REAL AL GLORIO$O Al Rayyan.

Otra vez James Rodríguez es noticia. Buena o mala, pero noticia al fin, ya que sigue siendo un jugador mediático que supera, de lejos, lo que hace en las redes con respecto a la cancha.

El reciente anuncio de irse a jugar a Qatar, y más exactamente al conjunto Al Rayyan, ha despertado todo tipo de controversias a las que hoy me quiero unir. No porque me importe o moleste lo que haga este jugador, sino porque su carrera merece un análisis desde varias aristas. También preciso que como uno más de los miles de millones de técnicos en el mundo, en mi equipo James no jugaría por su estilo de juego y rendimiento.

Antes de continuar, advierto que admiro al jugador y no discuto que es un virtuoso de condiciones exquisitas que muchos todavía disfrutamos en este deporte, pero tampoco me aparto de una trayectoria que ha estado influenciada enormemente por los medios de comunicación y las redes sociales cada que el jugador por ahí marca un gol o lo que dice a un gran número de seguidores en sus redes sociales y juegos virtuales.

Al pie de los número, habiendo sido un jugador admirado por muchos, la vida deportiva de James no es más importante que la de otros elementos que quizás tienen un impacto menor entre la afición, pero que deportivamente aportan más en la cancha y tienen un palmarés igual o más brillante.

En primera instancia vamos a tomar el pico más alto del jugador colombiano en el plano internacional. Fue en el Mundial de Brasil 2014, donde se convirtió en el goleador de la prueba (algo histórico para para los colombianos), y marcó un gol tan espectacular como inolvidable a la selección de Uruguay en la fase de octavos de final cuando el reloj rayaba los 28 minutos en el mítico estadio Maracaná que, como cosa rara, tenía un brillo amarillo intenso en sus graderías. Un gol que no solo le permitiría ganar el premio Puskas como el mejor del año, sino que le abrió el camino que lo llevaría a la casa blanca madrileña por solicitud expresa de un técnico enamorado de la técnica y los jugadores finos que se llama Carlo Ancelotti.

Carlo Ancelotti Cavalieri y Real Madrid

Habiendo militado en dos de los más grandes clubes de Europa como son Real Madrid y Bayern Múnich, porque tampoco se vistió con muchas más camisetas, la mejor época del estelar colombiano fue con Ancelotti en el Real Madrid, ya que con el técnico italiano siempre tuvo un voto de confianza y fue de su baraja cada vez que estuvo disponible. Entre la afición merengue también tuvo una gran acogida porque a ellos les gustan los jugadores técnicos y de buen manejo con la pelota, así adoleciera de otras cosas cuando de lo colectivo se habla.

No se desconoce que como jugador James tiene muchos títulos a su haber, pero vale la pena revisar cada logro obtenido para definir en dónde la presencia de Rodríguez fue determinante. Tal vez con Banfield tuvo incidencia en el título obtenido en 2009, o con Oporto y sus logros en la Liga de Europa conquistada en 2010/11 y los trofeos de la Superliga portuguesa cosechados en 2010 y 2013, porque cuando eso James tenía un mayor deseo de abrirse paso apoyado en sus virtudes. Era un jugador más corajudo y dispuesto en la cancha y con un número menor de golpes y lesiones.

También salió campeón nacional y de supercopa doméstica con el Bayern alemán, además de cosechar dos trofeos de la Champions con el equipo merengue más un par de ligas españolas y un mundial de clubes. Pero la pregunta clave es, repito, qué tan decisivo fue el cucuteño para que sus equipos llegaran a la meta. Quizás tenga una respuesta al respecto, pero el verdadero ejercicio está en que usted saque su conclusión y determine si este es un jugador que por números vale lo que vale, o simplemente es el resultado de una exagerada difusión mediática, sin entrar en el absurdo de negar que es un elemento con capacidades técnicas excepcionales, repito.

James, con Real Madrid, jugó 125 partidos y marcó 37 goles, asistiendo en 42 oportunidades. Sin embargo, solo pudo tener un breve período de brillo en la temporada 2014/2015 mientras Ancelotti, reitero, lo puso a jugar y le dio la confianza de mostrar su talento, así su sacrificio fuera un factor en contra, sin omitir que las lesiones tienen otra historia aparte en el recorrido del estelar jugador.

Pero antes de pasar al renglón de los desgarros y roturas de tobillo, debemos cerrar el capítulo de James con Ancelotti diciendo que ha sido el italiano el único estratega que ha creído en el volante ofensivo y tal vez, en solitario, de los pocos que comparte su estilo de juego y el aporte al grupo en una cancha europea. Los demás equipos, al parecer, no desconocen su talento, pero se enamoran más fácilmente de un Modric, Verane o Pogba, solo por citar tres ejemplos casuales.

Después de Ancelotti, no ha existido un solo alineador que haya considerado a James una pieza intocable en su plantilla, como le pudo suceder a Cristiano o Modric, en Real Madrid; o tal vez a Goretzka o Lewandowski en Múnich.

Eso le pasó a Rafael Benítez cuando sustituye a Ancelotti en el comando técnico del conjunto madrileño y se repite con un Zidane que de asistente asume la dirección del conjunto merengue y lo lleva a un límite mayúsculo, sin contar con la ayuda del colombiano que muy poco pudo jugar, aunque sí tuvo la posibilidad de acreditarse títulos desde el banco de emergentes donde siempre estuvo incluido.

En Bayer Múnich, por su parte, después de la llegada de James por solicitud expresa de Ancelotti (otra vez), y lo breve que duró el italiano dirigiendo este conjunto, llegaron entrenadores como Willy Sagnol, Jupp Heynckes y Niko Kovac, quienes tampoco le encontraron el sabor al fútbol del cafetero. Por eso, cuando llegó el momento de la verdad, el club alemán no hace efectiva la compra del jugador, así llegara con un cupón atractivo de descuento, sin mencionar que su retorno a Madrid, que solo pudo elevar un ligero encanto entre la parcialidad merengue, es un nuevo descalabro porque Zidane, que había retomado el banquillo después de un año sabático, lo ignora esta vez más que antes.

Cuando Ancelotti se muda al Everton inglés, donde le dan la oportunidad de pedir refuerzos, otra vez James aparece en la lista de preferidos aliviando temporalmente el opaco futuro del volante ya que en Madrid no sabían qué hacer con él. Infortunadamente la suerte otra vez le es contraria al romance de estos dos, y tras una solitaria y discreta temporada (donde no ganó nada), Ancelotti renuncia al banco del club británico convirtiéndose, de manera sorpresiva, una vez más en el timonel merengue solo que esta vez (no necesariamente por cuestión de pandemia), le fue prohibido siquiera insinuar el nombre del cafetero. Por allí pasó y ya se fue, punto.

¿JUGADOR DE PORCELANA?

Uno de los aspectos que más le han criticado a James sus técnicos es la falta de sacrificio a la hora de ir a recuperar el balón cuando se pierde. Esta exigencia, que años atrás parecía imposible para los virtuosos y creativos, es hoy una obligación cuando los equipos se defienden procurando el balón a través de la presión que, por lo general, debe hacerse alta para intentar generar un error en la salida del adversario, que facilite una contraofensiva, y evitar ser atacados.

James, en Banfield, era otra cosa. Sus ganas de agradar y de progresar se reflejaban en un esfuerzo constante, pero el gran secreto, más allá de su voluntad por trascender, era que físicamente podía chocar, meter a pesar de no tener una gran contextura muscular. Desafortunadamente los golpes y las marcas asfixiantes le fueron pasando factura lentamente, al punto de atentar contra su rendimiento y confianza.

Revisando detalladamente la lista de lesiones que ha tenido el volante cafetero en su carrera, nos encontramos con algunas que pueden ser clasificadas como “normales”, otras quizás más graves y no han de faltar las que posiblemente se pueden tornar en crónicas.

Rodríguez ha tenido problemas de tobillo (ambos), desgarros musculares, agotamiento muscular y lesiones de rodilla que pueden ser contempladas dentro de los factores de riesgo para un futbolista en un deporte de alta fricción como el fútbol, pero hay una molestia que afecta a James desde hace muchos años, la cual lo ha marginado de muchas prácticas y de a poco se convierte en una enemiga oculta cuando cruza la línea de los 30 años.

​Desde 2015 la zona de los gemelos, el tobillo derecho y el talón del mismo pie, han sido un problema para el colombiano. En 2016 presentó una molestia repetida en el sóleo que le ha obligado a estar ausente de muchos partidos. Una lesión que se puede tratar, pero que muchos expertos aseguran es difícil que no se repita cuando estás ejercitándote a un nivel máximo y constantemente se reciben golpes de gran intensidad (en el Mundial de Rusia también se resintió).

El sóleo, que es uno de los tres principales músculos de la pantorrilla, tiene la desventaja de que inclusive en momentos de reposo, cuando se duerme, por ejemplo, puede estarse usando solo para cambiar de posición en la cama. Además, para ser más exactos, es de esos músculos que se necesitan no para correr en cien metros, sino para lograr grandes distancias. Puede uno suponer que James no solo entiende lo que físicamente le molesta en su cuerpo, sino que intenta dentro de los partidos protegerse de la mejor manera. Esto implica no chocar mucho, descargando con rapidez para evitar la marca fuerte y tampoco corriendo demasiado sino con la inteligencia necesaria para evitar estresar el músculo con cargas que lo resientan pronto, si es que esto ya se volvió en algo crónico, lo cual es probable. Un recurso válido para el deportista porque puede minimizar los riesgos, pero que a los técnicos poco les interesa.

Hoy, más que nunca, los entrenadores aplauden los jugadores que físicamente aportan en ataque y defensa, y cuya capacidad de resistencia los hace sumamente valiosos. Es el caso de un Cristiano Ronaldo que a pesar de sus 36 años y de tener miles y miles de minutos encima, en las competiciones más exigentes, ante rivales que muchas veces marcan sin consideración o respeto, solo ha tenido siete lesiones que lo han alejado de la cancha por breves períodos de tiempo. Algo que no solamente se puede leer como una fortuna para el portugués, sino que debe abonársele el sumo cuidado que tiene en todas sus actividades. Sabe él que cuando termine su carrera deportiva y de cosechar millones y millones de dólares, ya tendrá tiempo de disfrutar una vida con los límites y excesos que quiera.

Su paso al fútbol árabe

La llegada de James Rodríguez al Al Rayyan de Catar puede ser interpretada de varias maneras. La primera, como una opción válida para que el jugador, por lo menos, pueda regresar a la cancha ya que lleva meses sin hacerlo y no puede conseguir un nivel medianamente óptimo sin sumar minutos. Necesita continuidad, buen estado físico y ojalá sin lesiones que, para ser precisos, ante las exigencias del fúbol catarí, es probable que el jugador no tenga mayor nivel de presión y exigencia desde el banco técnico. El DT de su nuevo equipo, Laurent Blanc, se mueve por lo que los jefes quieran y es un íntimo amigo, entre otras cosas, de Zidane. Claro que allá mandan los jeques y por eso el colombiano no corre riesgo de que se repita la historia que tuvo con el ex volante de la selección francesa en Madrid.

El segundo punto para considerar es que, a esta liga, que no tiene gran vitrina, por no decir que ninguna, han llegado jugadores de renombre como Gabriel Batistuta y Josep Guardiola, solo por mencionar un par, que jugaron un poco y pescaron un dinero que ya nadie les iba a pagar, que no es cualquier cosa, para retirarse tranquilos. Por eso lo de James tiene que considerarse en una movida inteligente, si se quiere, ya que no solo vuelve a jugar, sino que aumenta sus cuentas bancarias con un dinero que ningún equipo de grandes ligas lo iba a hacer, a pesar de que su valor deportivo, como sucede desde hace tiempo, va en franca caída como las malas acciones que nadie apetece en la bolsa de valores.

Esta situación, como tercer y definitivo punto, deja la sensación de que al colombiano le queda de carrera deportiva lo que dure su contrato con el Al Rayyan y de allí, tal vez, pasar a un equipo más discreto por menos dinero (quizás como le está pasando a Falcao), y luego pensar en terminar su ciclo, si es que no lo hace antes para clausurarlo con un poco de dignidad deportiva, ya que para confirmar su momento actual, en el plano mundial, solo le queda la selección Colombia como única vitrina para mostrar si de verdad vale lo que él y su representante consideran, así los presidente de los clubes más connotados del mundo no hayan compartido la misma opinión a la hora de pensar en refuerzos o asumir deudas.

No se puede eludir que, aparte de Ancelotti como ancla, el Oporto como club visionario junto a Real Madrid, como casa deportiva de alta alcurnia, en Europa no ha existido otro gran club que haya tenido interés en firmar y asegurar al cafetero con un contrato jugoso, irrepetible y extenso, como esos que les han ofrecido a jugadores de la talla de Ronaldo, Iniesta, Ramos, Xabi, Messi, Mbappé, Halaard etc.

Vale la pena recordar, para terminar, que el gran rival del Al Sayyar es el Al-Sadd (esto es una guerra de egos entre los jeques que no termina nunca), dirigido por el español Xavi, quien hace sus pinos para llegar al Barcelona en algún momento, en un torneo que se mueve de septiembre a marzo por razones climáticas y que no le apunta a nada en materia de publicidad, aunque si es positivo para la próxima edición mundialista.

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