
A pocas horas del complicado partido ante los uruguayos, que abre la triple jornada mundialista clasificatoria a la gran final de Catar 2022, el caudaloso río de especulaciones está en su máximo nivel.
Qué si quito a este y pongo a este otro; qué si hago línea de cuatro con igual número de volantes y dos de ataque; qué Cuadrado de lateral y no de volante, qué Borré por detrás de Duván; qué si lo uno y que si lo otro. En fin, una retahíla interminable de ideas y conceptos que son tan respetables como infructuosos. Lo único que genera todo este maremágnum de conceptos (mediáticos especialmente), es aumentar el estrés del aficionado común y corriente, que hoy por cuestiones tecnológicas ya no es tan pasivo y se une al flujo de la corriente.
Poco es mi aporte sobre lo qué puede hacer o no el técnico nacional, pues no es una línea que me apasione, como si lo es intentar analizar el entorno de una serie de partidos cruciales para el cuadro cafetero en particular.
Muchos analistas (unos mas serios que otros), coinciden en que el duelo contra los charrúas es la clave del combinado cafetero en sus aspiraciones, opinión con la que también coinciden algunos colegas del sur.
Sin embargo, sin pretender contrariar a los entendidos, creo que el duelo realmente vital es el que se juega el domingo en Barranquilla ante el encopetado, pero no intocable, conjunto brasileño.
Pero para llegar a esta conclusión vamos por partes. El jueves Colombia va de visitante en el estadio Gran Parque Central de Montevideo. Allí la historia dirá si a los 20 partidos que Uruguay nos ha ganado en competiciones oficiales se le suma uno más, o si por el contrario queda enredado entre los 11 empates que se han registrado hasta el momento entre ambas escuadras, o entre las doce victorias colombianas en el registro histórico. Una de estas tres opciones se dará y ojalá que los aficionados de la tricolor lo entiendan así, para que después no quieran barrer el piso con el equipo y el cuerpo técnico si por allí el número que aparece es el 21.
El primer factor para considerar es que Colombia va de visitante ante un equipo que si bien ha sido irregular, no es malo. Todo lo contrario, tiene un grupo de jugadores de primer nivel que no ha encontrado su pico más alto por el desarrollo mismo de la prueba, pero que aun así es favorito absoluto para lograr una taquilla a Catar. Además, la estadística dice que los jugadores que más nos han marcado son un tal Suárez y Cavani que, para malestar, todavía están vigentes y serán de la partida.

Es que ese asunto de asumir que Colombia tiene que ganar como si el rival no tomara los recaudos necesarios para hacer lo propio, hace que todo lo bueno se torne malo sino sale el resultado anhelado por todos. Craso error diremos pocos.
Ir de visitante contra los charrúas, repito, es un factor en contra toda vez que esta es una plaza difícil donde ganan pocos. De hecho, en este proceso solo Brasil, que ganó dos por cero y Paraguay, que empató a cero, han podido sumar. Aquí ya perdieron Chile (2×1), Bolivia (4-2) y Ecuador (1×0).
Les quedan a los uruguayos de local partidos con Colombia y Argentina (duros), junto a Venezuela y Perú, que son considerados rivales más accesibles. Por eso, para ellos, ganar en casa es la prioridad y no duden que tomarán todas las medidas para asegurar la victoria este jueves. Ellos no tienen otra idea.
Colombia, por su parte, debe buscar sumar ante un rival directo. El empate es bueno, pero el riesgo no está en el partido que se juega en la capital uruguaya, sino en el que se registrará entre Ecuador y Bolivia, pues los ecuatorianos son, también, el rival más directo que tenemos.
Si Colombia empata suma 14 puntos, Uruguay haría 16 y los ecuatorianos, en caso de una eventual victoria ante los bolivianos (que es a lo que todos le apuestan), alcanzarían los 16 puntos, tomándole ventaja a los colombianos, con quienes están igualados hoy con 13 unidades y por delante de ellos, en la cuarta casilla, por mejor diferencia de gol y, de paso, superarían al equipo del profesor Tabárez.
El empate es muy bueno para Colombia, siguiendo en esta línea de lo hipotético, si Ecuador hace lo propio o pierde contra los del altiplano, cosa que es poco probable.

A los cafeteros, después de enfrentar a los charrúas, les queda ir contra Brasil en Barranquilla. Un hueso duro de roer, pero aquí está la clave del meollo. Perder con Brasil, para muchos, es casi normal, sin que necesariamente se deba compartir esta ligera impresión. Para eso tomemos como ejemplo el último enfrentamiento en la pasada Copa América donde se perdió por la propuesta amarrada y ultraconservadora de Reynaldo y su grupo, y por una jugada puntual que arruinó la concentración del equipo, el cual le apuntaba a un decoroso empate. Sin embargo, ahora, en casa, tiene que ser distinto el próximo domingo si de verdad le apunta a la final del Mundial. Si le tocó con Neymar y su banda que pena, pero igual le hubiese tocado con las hermanas carmelitas, la misión es la misma: evitar que suceda lo que aconteció contra los uruguayos cuando visitaron el Metropolitano y se fueron con tres jugosos puntos e igual cantidad de goles a favor.
Mientras Colombia recibe a Brasil, Uruguay va con Argentina en Buenos Aires. Un partido impredecible, como todo clásico entre estos dos viejos colosos del Río de la Plata, pero favorable a Colombia si le gana a Brasil (ojo, siempre pensando en la victoria).
Si uruguayos y colombianos empatan, como algunos suponen, entonces hay que mirar que pasa con Ecuador que se mide a Venezuela de visitante, porque si Uruguay y Colombia empatan en la segunda fecha de esta triple jornada, los cafeteros, sumando, no acortan ventaja contra los charrúas. Se mantienen los mismos dos puntos que hay hasta antes del duelo este jueves. Por eso Colombia-Brasil, por encima de lo que la mayoría diga, es el partido para Rueda y sus dirigidos por ser local y eso debe pesar no importa el rival.
Si Colombia suma en Montevideo y les gana a los brasileños, se va para Catar. Un punto en Uruguay es valiosísimo dependiendo de una suma completa en casa.
Si somos menos apasionados y un poco más fríos en el análisis, es claro que Ecuador, antes de enfrentar a Colombia, tiene la posibilidad de sumar seis puntos y cosechar 19 unidades, mientras que cafeteros y charrúas, por lo pesado de sus partidos, tienen menos chances se sumar completo en ambas salidas.
Colombia con dos empates antes de enfrentar a Ecuador, no le gana la plaza si lo derrota en Barranquilla, asumiendo que el equipo del profesor Alfaro llega al metropolitano con 19 puntos.
El conjunto que ceda terreno en estas próximas dos salidas, deberá mirar hacia abajo donde Paraguay y Perú pudieran florecer si saben hacer las cosas ante Chile y Bolivia en el caso de los incas, y Argentina y Chile para los guaraníes.
Es claro que, en esta lucha de salir y entrar en zona de clasificación, los dirigidos por Gareca tienen en sus botines la posibilidad de meterse en la pelea ante un irregular equipo de Chile que no está muerto como todos lo sabemos, pero tiene un recorrido más complicado, mientras que los bolivianos, en la Paz, son otra cosa.
A Colombia, después de esta triple ventana, le queda ir a Brasil (siempre complicado); recibir a los paraguayos y peruanos en el metropolitano y viajar a Buenos Aires (otro duelo bravo), para después regresar a casa y cerrar su campaña de local contra Bolivia, clausurando la eliminatoria contra los venezolanos de visitante.
Si todo lo anterior tiene sentido, conociendo que Colombia arranca estos próximos tres duelos siendo visitante, entonces debe quedar claro que el tiquete al Mundial se consigue ganando en casa y pellizcando algo por fuera (si se puede), sin importar que rival visite el metropolitano. Punto.
Desde esta esquina se observa una selección colombiana progresiva, con compromiso y vergüenza deportiva. Un equipo que arrancó metido en el sótano y que de menos a más está sumando puntos importantes, mejorando colectivamente y es tal vez, sin temor a falsos nacionalismos, la selección con mejor desarrollo deportivo este año, incluyendo su trabajo en la Copa América, siempre de la mano de un hombre serio y trabajador como Reynaldo Rueda.
Por eso, sin rayar en exageraciones, creemos que se tiene todo el potencial para hacer un buen trabajo en Montevideo, al igual que se posee el material necesario para sumar completo ante cariocas y ecuatorianos en la arenosa. Todo lo demás, es cuestión de actitud.