
El mensaje debe ser entendido y asimilado, así muchos pretendan explicar lo que no amerita reproches. Para ese grupo que desconoce y critica, que menosprecia y pontifica, especialmente, se firmó la contundente misiva en el estadio TQL de Cincinnati.
En la victoria de los Estados Unidos sobre México no solo se recolectaron valiosos puntos, no señores. Se ganó respeto y admiración para un grupo de chicos que lo merecen, que se lo han ganado a pulso, con esfuerzo y disciplina, así como para un técnico duramente cuestionado por sus decisiones y visión de juego, pero que sigue apuntándole a la juventud sin ningún tipo de temor respaldándonse, hasta el momento, en sus logros.
El excelente arquero Memo Ochoa había calentado el ambiente afirmando que a “USA le faltaba mucho para ganarse el respeto de los mexicanos”, en una apreciación respetable y quizás compartida por millones y millones de aficionados, solo que ahora les toca refrescar el guion para que actualicen los datos no por los números (que muchas veces son fríos y distantes de la verdad), sino por el nivel de juego exhibido en cada presentación y en especial el de la noche anterior.
Es obligación repasar las tres últimas confrontaciones entre ambas escuadras para que evalúen si este grupo de muchachos es justo acreedor de algún tipo de consideración, en especial por parte de los componentes de una plantilla muy curtida, como la mexicana, que ha sido incapaz con ellos. En un año les quitaron (lo que daban como un hecho), el trofeo de la Liga de Naciones y la Copa de Oro con argumentos contundentes en el gramado y no necesariamente por accidentes que ocasionalmente se presentan.
Es más, si los guarismos clasificatorios a un Mundial son determinantes para confirmar lo expuesto, entonces miremos el espejo retrovisor para concluir que en los últimos 21 años Estados Unidos ha ganado 17, empatado seis y perdido nueve duelos contra su similar de México. Estos números son claros porque revelan una superioridad que no era manifiesta desde 1934 hasta el 2000, donde el Tri había prevalecido sobre los norteamericanos con 27 victorias, nueve empates y tan solo 5 derrotas. Si estos números, repito, reflejan algo entonces es claro que la grandeza de la confederación, hoy, debe tener otra óptica que por lo menos es debatible.

Las 26 mil personas que asistieron al nuevo recinto deportivo de la MLS, quedaron extasiadas por la inagotable voluntad, sacrificio y oficio de su selección, con un fútbol vistoso, vertiginoso y progresivo al mejor estilo europeo, con muy buenas dosis de deliciosa técnica.
Desde el arranque los chicos de Berhalter ejercieron una presión muy alta que por momentos intentó emular el rival, pero nunca de manera tan constante y asfixiante como la que dejó sin reacción la zona medular azteca. El anticipo, la decisión y la fortaleza se enlazaron para cerrar los espacios y hacer imposible el tránsito del útil, inhabilitando todos los circuitos que pudieran generar algún tipo de daño.
Los ‘pelaos’ ganaron todos los sectores de la cancha con una intensidad tan bien regulada como inagotable confirmando no solo una gran labor física, sino una alta cuota de concentración.
El trabajo en el fondo no tuvo muchos reparos y cuando se abrió alguna grieta o existió algún embrollo, el meta del Manchester City, Zack Steffen, lució impecable con sus grandes reflejos.
El sector posterior, en términos generales, estuvo atento y acertado cuando lo apuraron, respondiendo satisfactoriamente. La labor de Miles Robinson, por derecha, y Walker Zimmerman, en el sector opuesto, fue productiva por arriba y precisa en los cierres, aunque el zaguero de Atlanta estuvo un escalón por debajo de su compañero que milita en Nashville. El central derecho se fue expulsado en el minuto 89 por doble amarilla.
Por las bandas lucieron aplicados el zurdo del Fulham inglés, Antonee Robinson, mientras que por derecha DeAndre Yedlin, del Galatasaray turco, estuvo impasable porque se combinó en relevos oportunos y precisos cuando intentaron vulnerar el corredor que patrullaba.
La zona de volantes fue la que mejores dividendos aportó, toda vez que allí se anula al rival y se gana en ofensiva. En ella brillaron Tyler Adams, del RB Leipzig de Alemania, con su vocación de corte y entrega precisa. Delante de él un mixto como Yunus Musah, del Valencia español, quien a los 18 años es ya una grata realidad por su función polivalente jugando por dentro o hacia afuera por derecha, y por la izquierda figuró Weston MacKennie de Juventus. Un chico que a los 23 años no solo se destaca en Italia, sino que le gusta que los mexicanos le recuerden con poco agrado al marcar al minuto 85 el lapidario gol.
En la zona de ataque fue poco el aporte de Ricardo Pepi quien jugó la mayor parte del tiempo de espalda a la portería, aunque su referencia permitió generar algunos espacios, mientras que dos proyectiles como Brenden Aaronson (21) del Red Bull Salzburg austriaco y Tim Weah (18), el hijo del inolvidable George y quien actúa en el Lille francés, fueron una constante pesadilla con sus endiabladas gambetas y velocidad. El hijo del estelar africano, al final, se fue aplaudido por su aporte y con el rótulo de haber sido el mejor de todos sin duda, y eso que todos brillaron de una u otra manera.

Pulisic “el chacal” de don Martino
Así como celebró con furia indecorosa cuando se ganó la Liga de Naciones, esta vez Christian Pulisic, después de abrir la ruta del triunfo, se levantó la camiseta para que se leyera en su playera la frase “the man in the mirror” (el hombre en el espejo), como una clara alusión a las desafortunadas declaraciones de Memo Ochoa, porque no es cierto que los americanos necesiten mirar a los mexicanos para copiar de ellos, falso. Estados Unidos, desde hace años, contrario a lo que mucho despistado cree (y uno que otro miope que no quiere ver), viene sellando un compromiso muy riguroso en la formación y venta de jugadores a las principales ligas del mundo, las de alta competencia, y desde allí no solo ampliar su formación técnico-táctica, sino fomentar esa mentalidad que tiene los grandes y que escasea entre los más chicos.
Para los jugadores anglosajones, así como para Gregg Berhaler, es claro que de nada sirven los dos trofeos anteriores, sino se consigue el cupo al Mundial por la zona. Por eso este partido, como los anteriores, se asumió con la responsabilidad y humildad del caso. El compromiso es no descansar hasta llegar a la meta y defender esos lugares de vanguardia que alimentan la ilusión sin esconderse nada. Para este colectivo la constante es jugar, hacerlo de una manera alegre pero sin perder ese norte a donde se dirige todo el esfuerzo y sacrificio.
SINTESIS
Nov. 12 en el estadio TQL de Cincinnati, Ohio
USA 2 México 0. Goles: Pulisic 74, McKennie 85.
USA — Steffen; Yedlin, M.Robinson, Zimmerman, A.Robinson; Musah (Acosta, 82), Adams, McKennie; Weah (Richards, 90+1), Pepi (Ferreira, 82), Aaronson (Pulisic, 69).
México — Ochoa; Rodríguez, Dominguez, Vásquez, Gallardo; Romo (C. Rodríguez, 74), Álvarez (Funes Mori, 83), Herrera; Corona (Alvarado, 75), Jiménez, Lozano.
Tarjetas amarillas: USA — M.Robinson 59, 90, Steffen 68, McKennie 68;
México — Romo 45+1, Rodríguez 68.
Tarjetas rojas: USA — M.Robinson 89
México — Ninguno.
Juez Central: Iván Barton (El Salvador)
Asistencia: 26,000.