CROACIA Y MARRUECOS VAN SIN MIEDO

Dos europeos, Francia y Croacia; un suramericano, Argentina y, por primera vez, los africanos de Marruecos estarán presentes en la semifinales de una Copa del Mundo. De estos cuatro, Argentina y los galos han saboreado las mieles del triunfo y, por ende, son los máximos favoritos para seguir adornando su camiseta con una nueva estrellas. De hecho, en el mundo de las apuestas son los que menos pagan por gozar de amplia predilección entre los aficionados.

Al otro lado, en el sector destinado a la incredulidad, aparecen los croatas y marroquíes. Los primeros son subcampeones del mundo pese a salir goleados 4×2 en el Mundial ruso y por eso su presencia no debe sorprender a nadie ya que conforman un equipo maduro, con oficio y una cuota física de largo alcance. Los segundos, entretanto, llegan rompiendo la historia, los pronósticos y son, de paso, los que menos tienen que perder porque nadie les ha creído hasta esta instancia, solo los resultados obtenidos probaron lo contrario.

A esta altura de la competición hemos visto caer a los alemanes, brasileños, ingleses, españoles, holandeses, todos ellos bien cotizados, así como partieron los portugueses, uruguayos, belgas y daneses, quienes también eran parte de la lista de protagonismo. De la misma manera, sin suponerlo, presenciamos como Japón, Suiza, Senegal y Australia se quedaron con plazas reservadas para algunos intocables sin obviar resultados sorprendentes como el de los árabes contra los gauchos el cual generó todo tipo de especulaciones en el arranque de la prueba.

En instancias decisivas, como la que se avecina, vale la pena preguntarnos ¿qué vale más, si el trabajo sincronizado de un grupo laborioso y aplicado, o la genialidad de algunos elementos que añaden un plus a sus escuadras como es el caso particular de los argentinos y galos?

En el papel, los oncenos de Didier Deschamps y Lionel Scaloni son los favoritos en Semifinales dentro de un Mundial donde muchos de estos se diluyeron cuando pintaban para más ya que colectivamente ofrecieron ventajas y no tuvieron elementos determinantes. Jugadores como Leo Messi y Kilian Mbappé adquieren una dimensión distinta porque, hasta el momento, han sido figurones con sus escuadras. El argentino se está jugando su último Mundial y, por primera vez, se le ha visto asumiendo el reto sin esconderse ni ruborizarse.

El francés, por su parte, no ha desaprovechado el escenario para reclamar un trono que está vacante. Sus condiciones lo perfilan como el jugador del que tendremos que hablar por mucho tiempo. Es rápido, atrevido, técnico y con una potencia letal.

Por lo visto hasta el momento ambas escuadras, en lo colectivo, tienen puntos muy fuertes y otros donde les duele que los toquen. Cuando Países Bajos empezó a explotar la talla de sus jugadores y a lanzar de manera repetida centros al área, los gauchos mostraron su peor versión en la serie de Cuartos. Estaban atentos, pero la concentración no era suficiente.

Francia, de otro lado, tuvo momentos brillantes contra los ingleses, pero también se opacó por largas fracciones, dejando dudas en sus filas y pudo resolver la llave porque su rival les dio ventajas en el fondo y porque Harry Kane, su mejor jugador, de lejos, le pegó como un principiante a un penal decisivo en el minutos 84 que jamás olvidará.

Ahora estos dos grandes colosos deberán refrendar sus condiciones con sendos rivales que no se arrugan y mucho menos asustan. Los africanos vienen de “cortarle la cabeza” a los españoles y portugueses. Dos oncenos que estaban en la baraja de máximos favoritos y no pudieron desenredar la propuesta conservadora de unos marroquíes que han encontrado en su arquero, Yassine Bounou, al gran protagonista lo que revela, de alguna manera, su punto más fuerte. El meta del Sevilla ha tenido actuaciones espectaculares pero nadie puede garantizar esta constante. De no ser así, es improbable que los africanos lleguen a una final porque su guardavallas ha sido pilar clave para que estén en esta instancia y eso es innegable. Sin él la historia tendría otro protagonista.

Croacia, sin embargo, no llega solamente porque su arquero haya tenido actuaciones brillantes, sino porque es un grupo muy serio. No tiene un fútbol brillante o súper destacado, pero es capaz de complicar a cualquiera dentro de lo colectivo con una marca asfixiante. Sus componentes poseen un físico extremo, son sumamente potentes y están añadidos a un sistema con mucho orden en la cancha. Sin embargo les duele cuando le juegan a ras de piso como lo hizo Brasil en su mejor momento o los galos hace 4 años cuando tuvieron en Luca Modric a su mejor ficha. Una ficha que, entre otras cosas, todavía resiste pero no ha sido trascendental en esta edición más allá de su coraje comprobado.

El dato curioso es que Marruecos y Croacia, que compartieron grupo en la primera fase y terminaron primero y segundo respectivamente, habiendo empatado a cero goles en su duelo directo, mantienen la posibilidad de verse una vez más en la gran final sencillamente porque sus propuestas se asemejan: no proponen mucho en ataque, se defienden ordenadamente y le apuntan a la contraofensiva para noquear al rival. Habrá que esperar si ganan los equipos que proponen o los que resisten que son, al final, dos fórmulas válidas en el fútbol de hoy, ayer y siempre.

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