
Por fin llegó la acción a la MLS en su nueva temporada la cual, por modificaciones en las series de postemporada, se extenderá hasta el 9 de diciembre. La primera fecha arrancó fraccionada ya que se movió un partido (Portland-SKC) y se postergó otro hasta el 4 de julio (Galaxy-LAFC). Hubo compromisos electrizantes y una alegría desbordante en las tribunas, lo que le dio a la primera fecha tintes particulares e inolvidables.
Esta vez seguí la apertura con mucho interés por varios motivos. Entre ellos, por la expectativa que causan las caras nuevas, con dos o tres que ya reclamaron protagonismo. También detallé las novedades del MLS Season Pass como vehículo exclusivo de un torneo que goza hoy de una plataforma de acceso en el mundo entero lo cual, por lo menos, la pone en un lugar privilegiado en materia de difusión.
En lo deportivo, como siempre, quedaron cosas para destacar las cuales reafirman lo bello de una liga donde nadie tiene un título asegurado. Partirán algunos como favoritos, pero la ruta para llegar a la cima no es fácil de sortear.
San Luis CS, por ejemplo, debutó en casa de un conjunto que sorprendió el año pasado donde, por momentos, fue líder de división y en postemporada vendió cara la derrota en semifinales ante LAFC. Sin embargo, los asistentes al Q2 quedaron mudos cuando la pizarra decretó que Austin no podía imponerse al novato de la liga. Eso sí, no se puede evitar mencionar el golazo de Sebastián Driussi que marca el primero en su aspiración de buscar otro botín dorado. Fue un derroche de técnica para bajar un balón servido desde 60 metros, y una muestra de ese olfato letal que caracteriza a los buenos goleadores cuando define con un “globo” bien dirigido.
Otro que también se lució fue Thiago Almada. En Atlanta los más de 65 mil aficionados congregados en el Mercedes Benz estaban llorando por una derrota inminente ante San José, pero resulta que en nueve minutos de alargue el argentino se inventó dos goles, que digo goles, ¡golazos!, haciendo gala de su depurada técnica. El primero es un remate desde afuera del área, recargado un poco sobre la izquierda, que salió dirigido al segundo palo del arquero. Seis minutos mas tarde despachó un tiro libre que también se filtró por el mismo sector y, para ese entonces, el llanto en las tribunas era de alegría, una alegría desbordante que salvó la mágica noche.
También avisó para qué llegó el polaco Mateusz Klich. En la capital del país se firmó un gol de media distancia, a ras de piso tras una cabalgada de 30 metros, que sirvió para abrir la ruta ganadora de un DC que no entiende mucho de victorias y puestos de comando en la general. Claro que tampoco fue una victoria holgada, todo lo contrario. Perdían 1×2 hasta el minuto 89 y se encontraron sumando completo al 97, gracias a un tal Theodore Ku-Dipietro que no jugó sino 23 minutos y se robó el espectáculo dando asistencia para el empate del africano Christian Benteke, con remate de cabeza, y un tanto angustioso que suavizó la presión. Este chico solo tiene 21 años y no ha sido inicialista sino en dos compromisos desde la temporada anterior, pero con lo que exhibió esta vez es probable que las consideraciones obliguen un cambio.
En donde salió último de la fecha el onceno de Wayne Rooney fue en asistencia. En el Audi Field se reportó la más baja cifra en las graderías (17,397), lo que de alguna manera refleja el sentimiento del aficionado, aunque muchos creen que el intenso frío influyó en este aspecto.
Nashville, que sigue siendo un equipo muy serio y ordenado, arrancó sin el estelar Hany Mukhtar ante NYCFC, pero con solo cinco minuto de haber ingresado en la complementaria, el alemán revalidó porque es un jugador revulsivo y diferente, generando el espacio y asistiendo con claridad para el dos a cero definitivo ante un cuadro neoyorkino que hoy es otra cosa, distinto, muy cambiado, pero en el que se pudo apreciar que Braian Cufré puede ser una cuota interesante. El conjunto de Nick Cushing está viviendo una metamorfosis obligada y por tal motivo merece consideraciones especiales que no lo absuelven de su compromiso con la afición.
En Charlotte se rompió el registro de asistencia en la fecha. En el estadio Banco de América hubo 69,345 almas que avivaron a su equipo sin desmayar, pero se desplomaron cuando los Revolucionarios les pellizcaron los tres puntos con un tardío gol de Henry Kessler en los últimos 60 segundos del tiempo reglamentario. Pese a la victoria, el cuadro de Bruce Arena necesita urgentemente volver a la ruta del gol sino quiere un camino largo y tormentoso, lleno de frustraciones como el transitado durante el 2022.
Hablando de frustraciones en la fecha, las mismas deben estar abrumando a todos los equipos texanos. Ninguno de los tres “petroleros” pudo ganar. Austin, como ya lo mencioné, se quemó ante San Luis; Dallas perdió en casa ante Minnesota y Dynamo se arrugó ante FC Cincinnati. Lo de Dynamo no extraña porque por allí está comulgando hace rato (en la discreción total), pero no es el caso de Dallas que cerró temporada con opciones de título y despegó esta nueva edición dando tumbos.
En la Florida hay un buen ambiente toda vez que Inter Miami y Orlando FC descansan con sus primeros tres puntos ante Montreal y NY Red Bull respectivamente, y de paso se quedan en casa para la siguiente fecha, lo que merma el desgaste.

Con los equipo canadienses tampoco pasó mucho, toda vez que Toronto y Montreal perdieron a domicilio, mientras que Vancouver se quedó sin sumar en casa ante Real Salt Lake.
Los que arrancaron pisando fuerte, por lo menos cerrando sus duelos con resultados abultados, fueron Philadelphia y Seattle. En ambos casos Columbus y Colorado, que eran sus respectivos rivales, partieron con 4 tantos en sus maletas, y eso que en la casa del Union los cinco tantos fueron marcados por el equipo local, ya que el primer gol fue obra del danés Glesnes quien abrió el departamento de autogoles en la temporada.
Allí mismo, en Philadelphia, un jugador que emergió con solidez y compromiso, demostrando que también puede ser considerado el MVP de la temporada, fue el húngaro Daniel Gazdag. ¡Qué jugador tienen en el sector medio el cuadro de Jim Curtin! No solo es capacidad para asociarse, encarar, rematar de media distancia, sino que lee muy bien los partidos y ataca los espacios precisos donde sus compañeros no están por atender otras diligencia o por desconcentración. Además, como si fuera poco, defiende con vehemencia. Es el volante ofensivo de mayor cuota de gol en toda la liga y sin lugar a duda un excelente candidato para ser MVP en cualquier momento.
La jornada cerró con el rancio duelo entre Portland y Sporting Kansas City que al final ganó el mínima el dueño del Providence Park por la mínima diferencia (hubo poco más de 22 mil aficionados). Gol conseguido por el colombiano Juan David Mosquera, quien a los 20 años debuta con gol en la nueva temporada (había jugado tres partidos el torneo anterior sin marcar).
LA NUEVA ESTRUCTURA DEL TORNEO
A mediados de la semana anterior, cinco días antes de que la liga arrancara, la rama ejecutiva de la entidad dio a conocer el nuevo formato de postemporada que, a título personal, es uno de los grandes atractivos de la prueba y se debe tener sumo cuidado como se retoca.
Hasta el año pasado, para entender las variantes del torneo que recién despega, al término del calendario regular clasificaban los primeros siete de cada división.
De esos 14 clasificados, el primero del Este y del Oeste se guardaban o eran protegidos en aquella ronda de eliminación a un solo partido. Las llaves quedaban acordadas de acuerdo con el orden de clasificación en las zonas de la siguiente manera: 2 con 7; 3 con 6 y 4 con el 5.
De esta tres llaves los ganadores pasaban a las semifinales, en donde el ganador de la llave 4-5 recibía al líder de la división que descansaba como ya lo mencioné. Luego, de ahí, los ganadores iban por el trofeo divisional y de allí el salto a la gran final, siempre en casa, a un solo partido, en el estadio del ganador del Supporters’ Shield si aún seguía en competencia como sucedió con LAFC el año pasado.
En resumen, ya para hablar de los nuevos cambios, queda claro que hasta el año pasado, después de que un equipo clasificaba a la postemporada, podría aspirar al máximo galardón con cuatro partidos en caso de clasificar entre el segundo y el séptimo, y con tres partidos si lograba dominar la división en la campaña regular.

En el 2023 las cosas quedarán de la siguiente manera:
Primero, no serán siete los clasificados de cada división, sino que el número se extiende a nueve. Es decir que el octavo y noveno tendrán que definir la octava casilla a la primera ronda eliminatoria con un “wild card game”, para usar un término americano, pero cuya verdadera definición debería ser repechaje. Será un partido único donde no habrá tiempos de alargue, sino que se va a los penales en caso de que el resultado se mantenga igualado al término de los 90.
Con el nuevo formato, los primeros de cada división no se meterán en semifinales de manera directa, sino que tienen que pelearse el cupo con una serie adicional que no vivían hace cuatro temporadas, quitándole importancia a terminar primero de la conferencia ya que al hacerlo, esto no les garantiza que estarán a un partido de la final de división, como sucedía, sino que ahora deberán mezclarse en una ronda prolongada, sino es que se quedan en el camino.
Con lo anterior, después de superados los repechajes, las llaves quedarán así: 1-8; 2-7; 3-6; 4-5.
El tercer retoque es que ahora se jugarán partidos de ida y vuelta en cada llave con opción de un tercero en caso de que la igualdad prevalezca por victorias, pues en ninguno de estos compromisos habrá empate ya que en caso de que existiera el duelo se define inmediatamente desde los doce pasos, es decir que siempre habrá un equipo ganador. Han querido subrayar que la serie es de tres, pero la verdad es que son dos partidos con una tercera opción para que no le pongan más arandelas.
Y para terminar, llegarán las semifinales y final a un solo partido. En ambas rondas habrá tiempo de alargue y definición de penales como tiene que ser, no con cuentos baratos y fuera de todo contexto.
Con lo anterior es sencillo concluir que la motivación por generar más partidos es una cuestión comercial y no deportiva. Si lo último fuera la base de las medidas, entonces se respetaría la esencia del juego como tal.
Previamente se jugaban 6 compromisos en fase de eliminación (tres en cada división), cuatro en semifinales, (dos por cada conferencia) y la gran finalísima por el trofeo MLS.
Ahora, con el nuevo esquema, se jugarán 2 compromisos de repechaje (uno en cada división), 16 garantizados en la primera ronda de eliminación (8 en cada zona), siempre con posibilidad de llegar a 24 en caso de que todos los emparejamientos necesitarán un tercer partido, más los 2 de cada semifinales, las dos finales de conferencia y la gran final.
Con el calendario jugado entre 2019 y 2022, siempre hubo un vacío enorme ya que muchos equipos se quedaban jugando las series decisivas sin la posibilidad de ir a casa, como le sucedió a Real Salt Lake en el 2021. Este año ese dilema queda erradicado, pues las series de eliminación, con las cuatro llaves de cada división, después de superadas las repescas, tendrán que desarrollarse de local y visitante, dependiendo cómo terminaron los equipos en el torneo regular. A mayor cosecha de puntos, la serie empieza en casa y termina de visitante. Ahora, si hubiera la necesidad de un tercer encuentro, entonces la serie regresa a la sede donde se abrió, como sucede en el béisbol profesional cuando se juegan las series divisionales o la Serie Mundial.
Sin embargo, lo realmente penoso es saber que se apelará a la definición de penales solo para buscar un ganador que avanza, olvidándose que a los penales se debe llegar cuando las instancias se agotan y no por un capricho tonto y estúpido como sucedió por allá en 1996 cuando, para evitar la paridad, se inventaron un bodrio llamado “shoot outs”, sin mencionar que el reloj marchaba en reversa como si en la cancha se estuviera jugando un partido de Football o baloncesto. Esta decisión le roba magia a la competencia y es una manera anodina de prostituir una instancia electrizante en el juego.
En el fútbol las series que se definen desde el lanzamiento de los doce pasos, aparte de dramáticas, generan la angustia de lo impredecible con niveles de adrenalina inflamados al máximo nivel y son la última instancia para llegar, como mínimo, a la antesala de gloria misma o el paso infinito a la eternidad. No para resolver partidos de eliminación al arranque de una instancia, ridículos.
Por eso ahora, con las novedades impuestas, habrá penales en la repesca (no alargue de 30 minutos), continuando con esta obtusa decisión de patear desde el manchón blanco en los ocho duelos de eliminación y en los terceros partidos, si es que son necesarios.
De todo lo anterior nacen varias preguntas: ¿si la idea es cuidar el desgaste de los futbolistas (porque eso es lo primero que se argumenta), no sería mejor ver las series ida y vuelta, con un alargue y definición de penales en caso de que persista la igualdad en el segundo partido? ¿Para qué otros 90 minutos adicionales y la posibilidad de más penales (que será un esfuerzo mayor para los atletas), si al final lo que se busca es que uno de los dos avance? ¿Para qué un tercer partido, más allá de crear la probabilidad de 8 juegos más, si las series se sellarán con una definición por demás inapropiada?
En este punto se equivocaron los directivos de la MLS. Un tercer partido no es necesario, como si lo es que el fútbol mantenga su esencia y espectacularidad en los momentos decisivos, y no pateando penales como si estuviera impulsando una cría de conejos. ¡Absurdo!
Si la idea es generar mayor número de partidos, pues en vez de crear la posibilidad de 8 terceros (de los cuales quién sabe cuántos se cristalizarán), por qué no mejor añadir ida y vuelta en semifinales (generando 2 partidos extras por conferencia), y una final ida y vuelta donde el de mejor puntaje arranque de visitante y cierre en casa, siempre con la constante de los dos tiempos adicionales y la definición de penales si se llega a esa instancia.
¿Para qué buscar procesos de eliminación que no tienen sentido y mucho menos justificación? Por eso, en su momento, criticamos los tales “shoot outs” y el reloj en reversa porque eso no forma parte del fútbol, como tampoco lo es que cada que dos equipos igualen se defina un ganador desde los doce pasos, omitiendo que el empate en el soccer es una opción válida en la competencia, mientras que definir instancias finales y títulos desde los doce pasos es un agregado a donde nadie quiere llegar, pero que raya en la espectacularidad, la tragedia y el dramatismo cuando se da por necesidad y no por una bendita costumbre como ahora lo han implementado en esta temporada 2023. Ridículo, por donde quiera que se mire señores.
Prueba superada
Existe una sensación de plenitud con el trabajo realizado en la primera fecha a través del servicio de Apple TV. La MLS se ha mostrado satisfecha con el resultado, con el trabajo de los profesionales en cámara, micrófonos y detrás de ellos, aunque no se puede omitir que hubo groseras fallas técnicas en el audio, especialmente con los locutores en español.
De la misma manera se han criticado los programas antes y después de los partidos por no ser de la mejor calidad periodística, sin que exista un solo reporte por parte de los periodistas que se suponen están en los estadios y pueden decir cosas concretas del entorno que se vive previo a los compromisos, y no una cantidad de comentarios flojos y especulativos, con reiteradas invitaciones a comprar las camisetas de los equipos. También se siente un vacío absoluto sin alguien que esté a ras de campo. La calidad de la imagen, por demás, de gran calidad superando de lejos la exhibida en los previos canales de difusión.