ENTRE LA REALIDAD Y EL CHISME

Giovani Alejandro Reyna es un chico de 20 años. Nacido en Inglaterra pero de nacionalidad americana por sus padres, aunque también es ciudadano portugués tengo entendido.

Es hijo de Claudio Reyna, un excelente volante de armado que tuvo la selección nacional y New York Red Bull por allá en 2007 y 2008 donde jugó algunos partidos dentro de la MLS para culminar su actividad deportiva. Hizo su carrera por fuera, donde estuvo con el Manchester City en Inglaterra y en Alemania con el Shalke 04, el Wolfsburg, entre otros. Realizó 270 partidos al mejor nivel, aunque solo dejó 19 goles para recordarlo, pero quienes lo vimos sabemos que era un volante exquisito, muy bien dotado técnicamente y con una gran visión de juego.

En algún momento Claudio pensó en dirigir desde la raya terminando su carrera en como futbolista activo, pero eventualmente es llamado a formar parte de la rama ejecutiva de la liga, siendo pilar en la formación y cristalización de una cultura deportiva llamada Austin FC, en donde era el director deportivo y una de sus mejores imágenes hasta hace poco.

La semana pasada el técnico interino del seleccionado norteamericano, y quien fuera asistente de Greg Berhalter, el señor Anthony Hudson, presentó la lista de los jugadores que van a estar en los próximos partidos del combinado nacional en la Nations Lueague ante los representativos de Granada y El Salvador a finales de esta semana, siendo destacada la presencia de Gio Reyna.

Después del pasado Mundial de Qatar, donde Reyna no fue parte del onceno regular y donde hubo cuestionamientos y cruce de opiniones entre el jugador y el técnico nacional, el volante ofensivo ha hecho tres goles con el Borussia, siempre saliendo del banco, porque desafortunadamente es un jugador de una condición física muy frágil. Basta con mirar las estadísticas y observar cómo desde mediados de 2019, hasta el año pasado, Gio ha estado por fuera en 310 días debido a variadas lesiones musculares. Es un jugador que está cotizado en 40 millones de dólares, que tiene una capacidad genial, es un fuera de serie, pero frágil, muy frágil. Por eso su costo no está al alza y no tiene mucho mercado. Porque los buenos jugadores los miran de cerca, pero cuando son tan vulnerables los miran bien, pero bien de lejos.

La semana pasada estuve leyendo el informe presentado por la firma de abogados Alston & Bird LLP, que tuvo a su cargo una investigación solicitada por la Federación Norteamericana de Fútbol, con respecto a los comentarios hechos por Claudio Reyna y su esposa al señor Ernie Stewart, sobre el abuso físico cometido hace 31 años por el exseleccionador nacional Berthalter a su esposa cuando eran novios. Una situación que se mantuvo en la intimidad de la pareja porque a nadie le importaba, hasta que los Reyna, muy “amigos” de los Berhalter, les dio por mencionárselo a Stewart sin saber cómo ni por qué (se le chispoteó), en una conversación sin mala intención. Esto generó que Stewart, miembro de la Federación en ese momento, como director deportivo de la misma, le notificara a sus superiores para ponerlos al tanto de lo que consideró un tópico delicado, sobre todo porque el contrato de Berhalter había expirado después de la cita en Qatar y el comité estudiaba la posibilidad de renovarle su vínculo laboral.

La Federación contrató la afamada firma en diciembre del año pasado para hace una investigación más exhaustiva con respecto al caso y considerar si Reyna pudo haber incurrido en cualquier posible mala conducta con respecto a su alcance e interacciones con los funcionarios y el personal de U.S. Soccer.

De acuerdo al informe, se tomaron dos frentes para investigar: el primero referente a la agresión física de Berhalter a su esposa Rosalind Santana por allá en 1992 cuando ambos era jóvenes estudiantes, no para detenerse en los detalles de aquel acontecimiento exclusivamente y valorar si hubo algo que no se haya dicho cuando la noticia trascendió en los medios de comunicación a finales del año pasado, sino para determinar si el exseleccionador nacional volvió a incurrir en este tipo de prácticas en los últimos 31 años, determinando que más allá de aquel caso aislado, el técnico siempre ha tenido una conducta intachable.

El otro aspecto que se investigó fue si las interacciones entre Claudio Reyna y su esposa Danielle Egan Reyna y los representantes de U.S. Soccer violaron normas éticas que ameriten sanciones. Por esta razón, el informe detalla que se entrevistaron 16 testigos (algunos de ellos en repetidas ocasiones), se revisó un número importante de emails, mensajes de texto y hubo algunas personas que se rehusaron a participar de la investigación por no tener carácter judicial y por considerar que la situación era bastante personal. Sin embargo, al final, la firma define la investigación como concluyente por todas las pruebas recopiladas.

Cuando se lee el informe y se desglosa la información, queda una sensación de tranquilidad al saber que la salida de Berhalter se produce porque su contrato venció y su labor no dejó una satisfacción total entre los directivos y no por la filtración mal intencionada de un padre molesto porque su hijo no tuvo la confianza del técnico para ponerlo de manera regular durante el pasado Mundial como ellos hubieran querido.

Según el informe de 40 páginas, algunos testigos describieron “un patrón de divulgación periódica por parte del Sr. Reyna a los funcionarios y al personal de U.S. Soccer desde 2016 hasta fines de 2022, cuyo propósito era transmitir ciertas quejas y comentarios sobre el trato de la federación para con sus hijos, incluido principalmente Gio Reyna.

Testigos informaron que Las acciones del Sr. Reyna involucraron intentos de influir en las decisiones de los oficiales del fútbol y personal sobre sus hijos en temas que van desde arreglos de viaje hasta el impacto de la cancha y decisiones arbitrales”.

Lo más feo del informe, es el relato del 11 de diciembre cuando Claudio le envía una serie de textos a Stewart con comentarios sobre el pronunciamiento que en algún momento hizo el técnico sobre el liderazgo del jugador en la selección.

Resulta que Stewart decide llamar a los Reyna para escuchar sus preocupaciones al respecto y después de casi una hora de lloriqueos, quejas y lamentaciones, sin saber cómo o por qué, la pareja Reyna sacó el tema del abuso físico del seleccionador del que ellos fueron testigos porque los Reyna y los Berhalter eran amigos “incondicionales” desde siempre. Fue un comentario sin mala intención y no para desquitar el malestar contra un amigo de la familia que no hizo lo que Claudio y su esposa estaban esperando, evitando, de paso, que le renovaran el contrato al estratega como efectivamente sucedió.

Lo más diciente es leer como Greg Berhalter cooperó en todo momento, cuantas veces fue requerido, mientras que el otro señor, al que se le cayó el comentario sin saber por qué, se negó a satisfacer todas las inquietudes, respaldando aquella vieja frase de que “el que nada debe, nada teme”.

Qué feo resulta que el padre no haya entendido que el solo hecho de Gio estar en la selección fue más que suficiente, porque con la lamentable temporada del 2022, donde siempre se pasó entre algodones y falto de ritmo, era muy poco lo que esperábamos de un gran jugador pero tan frágil como una estatuilla de barro. Es su hijo, es brillante, juega muy bien a la pelota, pero no se cotiza por sus repetidas lesiones.

Al final Berhalter se quedó sin opción de negociar un contrato, una continuidad, y con el malestar de tener que exponer algo que solo le pertenece a la pareja, mientras que el otro señor renunció a su cargo, junto a Stewart, que era lo menos que podían hacer, pero con un Reyna exonerado de cualquier responsabilidad, quedando más como un padre mal criado y chismoso que cualquier otra cosa.

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